Río Grande.- Se presentó en la sala de teatro independiente TIERRA DE TEATRO (Schweitzer 1335), el sábado, la banda Luz Vegetal cuyos integrantes, jóvenes creadores de nuestra ciudad, que llevan años en un sinuoso camino de búsqueda de nuevos sonidos y efectos, conmovieron tanto a sus seguidores, como a aquellos que por primera vez experimentaban su producción.
El concierto cautivó al auditorio, a lo largo de casi una hora y media, con música original e imágenes proyectadas en una gran pantalla, que acompañaba algunas porciones del repertorio.
Es innegable el prodigio de Martín Rodríguez Malbernat que, en la guitarra eléctrica, genera intensidades sonoras que hacen vibrar, y otras, una fuerza energética que moviliza y asombra. No menos notable es el trabajo de Marcelo Navarro, un bajista con abundantes recursos y conocedor de su instrumento. El vigor que la batería aporta al repertorio de Luz Vegetal está en las manos (y la fuerza) de Maximiliano Castillo,y no decepciona en ningún momento.
Una casi total oscuridad crea un hálito de misterio en el escenario, casi ensimismamiento, dado que, durante la mayor parte del concierto, apenas quedan encendidas un par de luces negras desde el piso. (Aún durante aquellos temas que no llevan acompañamiento de imágenes proyectadas).
Corina Amilcar está feliz de ofrecer a la comunidad un espacio donde escuchar “música de variadas tendencias y que satisfagan diferentes gustos, con la seguridad de que se trata siempre de eventos de gran calidad, como ha sido recientemente con Belenus en dos conciertos de música celta, y esta noche con Luz Vegetal, y su original propuesta.”
Es indudable que cada uno de los miembros de Luz Vegetal es un ser talentoso. Queda, entonces, un camino a recorrer que les permita afianzarse como grupo y lograr una cada vez más efectiva dinámica en el escenario. Ansiamos verlos y escucharlos nuevamente.
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